La autopublicación, un diálogo directo entre el autor y el lector

“Estimado(a) señor(a), gracias por enviarnos su borrador (bla bla bla). Lamentamos informarle que por razones presupuestarias (bla bla bla) su material no podrá ser publicado por nuestra editorial. Le deseamos muchos éxitos en su (bla bla bla)… Atentamente, XXX”.

¿Le parece familiar?

La única forma en la que hasta hace algunos años un autor podía publicar un libro era llevando su borrador a una editorial (o a varias o a muchas), con la esperanza de que esta lo considerara dentro de su línea editorial e interés comercial. Normalmente tenía que esperar semanas, meses y hasta años para obtener una respuesta, que con dramática frecuencia era negativa.

Con esta decepción a cuestas, pero con un inamovible entusiasmo, acudía a otra editorial… y a otra… y a otra… hasta que su entusiasmo decaía y se resignaba a que, tal vez, su obra no era tan buena (a juicio de las editoriales) y que no valía la pena publicarla, con lo cual quedaba enterrada en la gaveta de algún escritorio.

¿Le parece familiar?

El relato anterior describe la triste realidad de una inmensa mayoría de autores noveles que quieren compartir sus primeras letras con algunos lectores. Como su potencial comercial no está probado, las editoriales no se arriesgan a publicar su material.

Si bien las editoriales actúan como filtros de calidad, depurando los borradores de los autores, también lo hacen como censura previa, ya que, al final, terminan decidiendo lo que un lector puede o no puede leer (usualmente con criterios más comerciales que literarios o de otra índole).

Sin embargo, de manera un tanto vertiginosa, en los años recientes, esta “realidad” ha cambiado significativamente con el surgimiento de la Internet, de las redes sociales, de las plataformas de distribución digital y los adelantos tecnológicos. Hoy, un autor puede publicar su obra por su propia cuenta; es decir, hoy, puede decidir si quiere publicar su obra, cuándo la quiere publicar, en qué formato y cantidades, cómo la comercializará, etc., etc. Puede hacerlo ya sea prescindiendo totalmente de la editorial (contratando por su cuenta los diferentes procesos individualmente, lo cual, en la mayoría de los casos, resulta muy complicado para el autor) o apoyándose en ella para producirla, pero manteniendo el control sobre las decisiones importantes.

La autopublicación es un fenómeno mundial que ha permitido “democratizar” la publicación de libros y eliminar esa “censura previa” que imponían las editoriales.

La autopublicación ha permitido que los autores dialoguen directamente con los lectores de manera que sean estos quienes decidan si las obras son buenas o no, sin intermediarios.

La autopublicación les ha permitido a muchos autores noveles compartir sus primeras letras sin mayor traba que su deseo de llevar sus poemas, su imaginación, sus personajes, sus experiencias, sus vivencias más profundas, sus éxitos o fracasos, su arte, su conocimiento, su ciencia, su cultura, etc., a sus amigos, familiares, vecinos, colegas…

En síntesis, la autopublicación les ha permitido a muchos autores cumplir su sueño de publicar un libro y a muchos lectores tener el placer de disfrutar de ese sueño.

Sin la autopublicación…

los poemas de Ricardo, Roy, Nubia y Antonio,

los sugerentes relatos de Victoria y Manuel,

los terroríficos cuentos de José Pablo,

las vivencias de Lourdes, Uriel, Raquel, Marco y Olivier,

las aventuras infantiles de Vanessa y Ani

la experiencia de Manuel, Sinda y Monique,

los entrañables personajes de Tito, Tatyana, Alcides y Agapanzo,

las elucubraciones de Héctor y Mario,

las simpáticas historias de Gustavo y Marta,

el arte de Ana Isabel, Isidro y Roberto,

y muchas otras letras más

…se habrían perdido en las gavetas del olvido.

Gracias a la autopublicación, y a editoriales como Edinexo, hoy podemos disfrutar de todos ellos.